Dimensiones

by - febrero 05, 2019


La realidad de la existencia (y con este concepto queremos decir más allá de la vida física) de los hombres se mueve en diez diferentes dimensiones. Las 5 primeras son las más “terrenales” y a partir de la sexta entraríamos en las más espirituales, pero debido a la importancia de poder comprender bien desde la base el esquema dimensional y a efecto de situar cada situación de nuestra vida en una u otra dimensión pasaremos a explicarlas desde el principio.

Pero antes de que siga usted leyendo hay que explicar para qué le va a servir todo esto. En primer lugar si las dimensiones son los distintos niveles o planos en los que vivimos la vida será bueno reconocer en cual estamos, o mejor dicho en cual mayormente nos encontramos, pues somos seres pluridimensionales, pero siempre hay alguna que domina sobre las otras. Y luego, una vez determinado este nivel en que nos movemos es necesario, cuando surja un problema en nuestra vida, determinar en qué dimensión está ya que la solución más eficaz será verla desde una dimensión diferente (no siempre tiene que ser la superior) y abordar el problema desde allí. En definitiva, esto sería como una ruta de las circunstancias en las cuales vivimos. Empecemos.





PRIMERA DIMENSIÓN. Hace referencia a aquello que es, y que no admite contrario. Es decir aquello que cuando “es” no puede ser de otra manera. Por ejemplo: el fuego, cuando existe, quema. No puede existir fuego sin que algo queme. Las abejas construyen sus paneles de manera hexagonal, no lo pueden hacer de otra manera, están a nivel 1

El chiste del político que dice gritando al pueblo desde un balcón “haremos un país libre, y al que no quiera ser libre… le obligaremos a ser libre” está reivindicando la libertad desde la dimensión 1.
Pero claro, es posible que estos ejemplos le queden lejos de lo que cree que es su vida, sin embargo la dimensión 1 existe continuamente en nosotros y es importantísima. Veamos de nuevo un ejemplo. 

Antes de la crisis que actualmente hay en España, es decir hace unos cuatro años más o menos, todos los españoles creían que el precio de los pisos, nunca, nunca, nunca podrían bajar. De esta manera comprar un piso siempre era “bueno” pues siempre se podía venderlo por más de lo pagado al comprarlo. Es decir los españolitos vivíamos en una dimensión 1 por lo que respecta a la vivienda. Eso nos ha llevado a los problemas que tenemos cuando hemos dejado de estar en la dimensión 1 por lo que se refiere al precio de los pisos, y estos han pasado a la dimensión 2, es decir que pueden subir y bajar.

Estar en la dimensión 1 supone una situación de aceptación. Quien dice para justificarse de algo eso tan típico de: “yo soy así” está en esta dimensión y precisamente por ser dimensión 1 es muy complejo que cambie y pase a la dimensión 2 que es la que permite el cambio. Si en la dimensión 1 estamos bien (aunque en realidad aquí no hay concepto de bien/mal pues eso en lo que estamos… es lo que hay) perfecto, el problema es si eso de “es lo que hay” no nos convence. Entonces podemos sentirnos atrapados en una realidad horrible y como toda justificación tenemos eso de “es lo que hay”, locución bastante oída en nuestro idioma actualmente.

La persona de 50 años que cree que no tendrá trabajo por la edad y el momento… está en la dimensión 1 también y en la medida que ese problema lo sitúe en ese nivel dimensional no encontrará trabajo.

Todo ello nos lleva a ver que si queremos cambiar algo en nuestra vida hay que proceder por el cambio dimensional, y en este caso, ello nos conduce a ver qué es la dimensión 2.

SEGUNDA DIMENSIÓN. Aquí entra la dualidad y en consecuencia la posibilidad de escoger. Claro que si ha pensado en un caso doloroso por eso de “es lo que hay” proveniente de la dimensión 1, ahora la dimensión 2 parecerá la salvadora de la situación, pero por si misma esa dimensión no es ni buena ni mala sino ambas cosas a la vez. Veámoslo. Cuando entramos en la dimensión 2 la posibilidad de elegir nos obliga a dejar la otra parte y eso es algo que continuamente tenemos que hacer. Renuncias a esto para obtener aquello, pero ¿Cómo saber si la elección será la acertada? Imposible.

Las situaciones que lleva una elección son siempre difíciles, porque a algo, siempre, hay que renunciar. Y es por ello que nos cuesta tanto a los humanos decidir y cambiar, porque aquello que tomamos lleva implícito una renuncia de aquello que dejamos.

Usted que está leyendo esto, lo cual se lo agradezco, ha renunciado a ver la programación de la tele por ejemplo ya que es imposible, a este nivel, hacer dos cosas a la vez, de manera que siempre queda la cuestión si el leer estas líneas le resultará más útil que el ver la tele. Personalmente espero que así sea pero si la dimensión 1 se caracterizaba por la idea de aceptación, esta dimensión 2 al caracterizarse por la idea de dualidad siempre supone situarnos en un lugar renunciando a estar en otro.

La solución a esta particularidad de la dualidad hace tiempo que la definieron los monjes budistas zen en el principio “cuando como, como, cuando duermo, duermo”. Es decir cuando se elige una posibilidad hay que olvidarse totalmente de la abandonada. Es decir, haga todo poniendo atención en lo que hace y no en lo que ha dejado de hacer. Pero claro, esto supone en realidad pasar de la dimensión 2 a la dimensión 1, con lo cual se vuelve a ver que para solucionar un asunto hay que cambiar de dimensión.

Esto es muy fácil de decir pero ¿todos somos capaces de cuando comemos centrarnos “solo” en la comida sin pensar todo lo que tenemos que hacer después, o pensar en un problema? Si quiere realmente saborear la comida cuando más se centre en ello, cuanto más abandone la dualidad de “uso tiempo comiendo / uso tiempo pensando en problema” mejor le sabrá a su gusto y a su cuerpo. Pero eso no es tan fácil.


LA TERCERA DIMENSIÓN es la más conocida y hace referencia a todo lo material, el tocar de pies en el suelo. Es la que más vivimos en nuestra sociedad, con la que mas nos identificamos y en la que más creemos y aceptamos. La excesiva identificación de nosotros con la materia es lo que nos lleva al excesivo miedo a la muerte, por ejemplo, pero eso sería otro tema. Y si la 1 suponía aceptación (“es lo que hay”) , la 2 por la dualidad, la 3 se define por la materia y esta se caracteriza por el poder. Poder del tipo que sea, y el reflejo mas claro del poder es el dinero. Lo que llamamos “práctico” se centra en esta dimensión y probablemente hasta que se hable de la dimensión 6 de manera inconsciente los mensajes de las otras dimensiones serán traducidos a esta. Vaya es como entender lo que va bien o no en función de cómo nos afecte a nuestra materialidad. En realidad es tan cercana a todos esta dimensión que no precisa más explicación, así que no vamos a hacerlo.


LA CUARTA DIMENSIÓN es un tanto especial, hace referencia a todos los asuntos emotivos, deseos, pasiones y similares. Y tienen muchísima fuerza en nuestras vidas y por supuesto afecta a la tercera. Somos seres emotivos tanto como materiales, eso es indudable. Por supuesto que aquí tiene cabida el amor humano pero esa idea de amor está escrita en minúsculas. El verdadero Amor no lo encontraremos hasta el nivel 10. Nuestro amor de 4ª dimensión es siempre condicional, es de esos de “te quiero… mientras”, “ te quiero ….sí “ etc. Hasta el amor de una madre a su hijo es condicional pues al fin y al cabo en ese amor hay una condición: que sea el hijo. La madre Teresa de Calcuta tenía Amor incondicional, pero la mayoría de nosotros vivimos amores de cuarta dimensión. Y claro en esta dimensión también están los odios, que es la otra cara de eso que llamamos amor. No hay que olvidar que cuatro es dos al cuadrado de manera que la dualidad aquí está presente y “al cuadrado”.
Veamos cómo afecta la situación de esta dimensión a la tercera.

Una pareja de enamorados están muy bien, de repente se casan y surgen problemas. ¿Qué ha pasado? ¿Alguien ha cambiado?. Lo que ha pasado es se ha ido de la cuarta dimensión a la tercera, a la material, y las reglas que rigen en una no tienen por qué regir en la otra. Es como si jugadores muy buenos de basket se ponen a jugar a futbol, a lo mejor no son tan buenos dando patadas al balón como encestando. El enamorado que recitaba poemas a la luz de la luna quizá no sea la pareja ideal para la tercera dimensión en que lo importante es pagar el recibo de la luz. Y en muchos casos esos son los problemas de pareja, una cosa es lo que llamamos “amor” (emociones de 4ª dimensión) y otra la materia.

Mientras que en occidente uno se casa con quien quiere en la India hay un principio que dice “cásate con quien te convenga, que acabarás amandolo” Es decir los hindús arreglan sus matrimonios para que sean un éxito en la tercera dimensión y luego aspiran desde ahí subir a la cuarta. Para ello usan hasta la astrología para ver esa conveniencia. Nosotros lo hacemos al reves. Y poniendo un símil, ¿cómo es más fácil caerse de una ladera? ¿Subiendo o bajando?

En esta dimensión entra todo el componente de fantasía, todo lo virtual que tan de moda está en nuestros días. Los chats de Internet son fantásticos siempre que cada uno se muestre por el ordenador y nunca en realidad de tres dimensiones, por ejemplo.

La cuarta dimensión tiene una gran influencia sobre la tercera, porque aquí está el origen del deseo, y el deseo es una fuerza muy poderosa. Así se ubica aquí el concepto de “astralidad”.
Pero lo divertido es que hasta la economía es una farsa de cuarta dimensión. El dinero tiene valor porque todos creemos que lo tiene, pero en realidad, el dinero… no es nada. El panadero acepta su billete y le da una barra de pan porque cree que el productor de harina le dará harina a cambio de esos papelitos y a su vez el vendedor de tractores cambiará un tractor por un mayor número de esos papelitos, pero en realidad todo es un acuerdo. Todos creen que el otro aceptará, y por eso pensamos que el papel moneda, tiene valor.

Más duro es el tema bancario. Si el Sr A pone 1000 en el banco, el Sr B pone 4000, y el Sr. C pone 5000 lo lógico sería que el banco diera préstamos o hiciera inversiones por valor de 10.000 pero no, el banco invierte o presta por valor de 100.000 de manera que lo que el banco tiene (es decir en material, en la tercera dimensión) son 10.000 pero lo que dice que tiene, y todos lo creemos, es 100.000, de manera que esta ficción pertenece a la 4ª dimensión, pues es algo realmente inexistente pero que todos aceptamos. En realidad todas las ayudas que se da a la banca es para hacer que esta virtualidad, que esta riqueza ficticia, que esta “mentira”, si consideramos como mentira todo lo que no sea la tercera dimensión, siga en pie.

Cuando se oyen cosas del tipo: “que los bancos nos devuelvan el dinero” eso simplemente, materialmente, no es posible, porque la totalidad del dinero que dicen que tienen, materialmente (en tercera dimensión) NO lo tienen. Técnicamente si alguien quiere investigar la relación entre lo que dicen que tienen los bancos y lo que realmente tienen vendría definido por el “coeficiente de caja” pero este es un tema técnico.

Fíjese pues que la crisis bancaria puede entenderse desde un enfoque de las dimensiones. Si cae la economía desde la cuarta dimensión a la tercera, es un caos. El no dejar sacar los ahorros a los ahorradores es simplemente porque esos, materialmente, no existen, pero como todos creen que existen el juego de la banca continúa. Y se quiere que continúe por los Estados, de manera que… ¡a ayudar a la banca!

En nuestros días la economía NO es una cuestión material, ¡sino astral!

Para poner otro ejemplo, el precio de los productos que compra hoy, desde los tomates a la gasolina, depende del precio que se están pagando los mismos en el mercado de futuros, donde se negocian unos productos que aún no existen, es decir que no están físicamente (tercera dimensión) pero si son negociados en esta cuarta dimensión de intangibles afectando ahora mismo.

En realidad la crisis actual es producto del excesivo distanciamiento entre la cuarta dimensión económica y la tercera. Si se engaña un poco no pasa nada pero si se engaña mucho…. luego cuesta poner las cosas en su sitio.

Hace cinco años la banca por un piso valorado en 100.000 te dejaba 120.000, ahora por el mismo piso te dejarán 60.000. Si el piso es el mismo (tercera dimensión) ¿dónde está la diferencia? Pues en ese mundo de ensueño de la cuarta dimensión que ubica las expectativas, pues al fin y al cabo una expectativa es una creencia no realizada pero que afecta a lo que hay, vamos que la cuarta afecta a la tercera.

Como el dinero ha pasado de ser un medio de intercambio de mercancías (es decir una cosa para cambiar objetos todo dentro de la tercera dimensión) a ser un indicador de expectativas, la economía ya no responde totalmente a una realidad material, o dicho en nuestras definiciones, el dinero ya no es tanto de la tercera como de la cuarta dimensión y el desajuste es lo que produce la crisis. Esto para que se vea la influencia entre dimensiones.


LA QUINTA DIMENSIÓN es la dimensión mental. Esta dimensión está de moda, y tiene por abanderado a la ciencia. La ciencia ocupa el papel que antes ocupaba la fe y es divertido eso de oír “estudios científicos demuestran que…” y a continuación las cosas más extrañas pero claro… ¡si lo dice la ciencia!

El ser humano posee un ordenador central potentísimo llamado cerebro y este se ha puesto al servicio de la tercera dimensión, de ahí su carácter “material” Nos gusta la ciencia pues nos da seguridad y poder. Incluso hasta las emociones pueden ser juzgadas bajo la lupa científica desde su vertiente utilitaria. El juego lógico, la norma, la regla, el sistema, el esquema etc. todo eso son propios de esa dimensión.

Y en ella habrían dos niveles: el inferior, referido a la utilidad de nuestro cerebro para hacer más segura la vida en la tercera dimensión, y la superior que se refería al poder creador. Podríamos decir que en el inferior rige el cerebro y en el superior la mente.

Y este poder creador de nuestra mente es lo que más nos acerca a dejar el plano tierra para volar más lejos, para ser pequeños diosecillos lo cual supondría entrar ya en el mundo espiritual.

De ahí la importancia para nuestras vidas que tiene el ser creadores. No importa de qué. No importa se trate de una nueva receta de cocina o la creación de una web; no importa ni el reconocimiento externo (eso sería de cuarta), ni el dinero que se gane (de tercera), lo que importa es que debemos 

CREAR.

Hasta que no lleguemos ahí nuestra vida no es propiamente nuestra pues seguimos dinámicas marcadas. En resumen: si no eres creador, no eres.

El hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, tiene poder creador, en consecuencia, hay que crear.
En esta quinta dimensión superior es donde se ubica la creación mental y es el punto en que se basa la física cuántica para decirnos qué es la realidad.


Ahora bien, todas estas definiciones de dimensiones parecen dejar algo muy importe, que es… ¿dónde se ubica la FELICIDAD?

Ahora es el turno de hablar de LA 6ª DIMENSIÓN y es importante porque, entre otras ideas, aquí se engloba el concepto de felicidad. Pero no una felicidad condicionada a algo, no se trata de felicidad porque ha ganado mi equipo, porque haber logrado esto o aquello, no, se trata del estado de felicidad por sí mismo, que no depende de nada. Ser feliz por haber ganado mi equipo no es felicidad pues cuando pierda dejaré de sentirme así. No hay que confundir la euforia con la felicidad. Usted puede estar eufórico por muchas cosas, pero eso no es ser feliz. La felicidad es un estado que no está vinculado a nada salvo a sí misma, por eso somos tan pocas veces felices. El estado de contemplación de un místico que afirma que las palabras son pobres para definir su estado, eso es felicidad. El estado del enamorado al saberse correspondido eso es euforia, y esta es siempre momentánea. Basta pierda esa correspondencia para que se sienta desdichado, es decir para ver acabada su euforia. Estar eufórico por algo está muy bien y es muy grato, pero la felicidad es algo distinto.

Si la dimensión quinta era la racional y estamos hablando ahora de una sexta dimensión en esta estará incluido todo aquello que precisamente existe pero… que no es racional. La telepatía, la intuición y todo eso que probablemente hayamos vivido en nuestro ser pero que no podemos explicar pero que verificamos con asombro que funciona, pertenece a esa sexta dimensión de la que estamos hablando.
Vamos a poner un ejemplo. Seguramente usted habrá conocido a alguna de esas personas que hablan a las plantas. Racionalmente eso es un absurdo pues las plantas no poseen órganos auditivos que les permitan escuchar nada y por otra parte tampoco tendrían porque reaccionar de una manera determinada. Pero cuando uno ve que a esa persona que habla con las plantas estas le crecen muy bien y en lugares que la botánica no recomendaría, se siente sorprendido. Y es que aquí la lógica de la quinta dimensión no funciona, aquí lo importante es el resultado final y punto. Si la quinta dimensión a través de su buque estrella que es la ciencia pretende establecer una cadena lógica de causa – efecto y que ello se produzca siempre, aquí esto ya no es así. Puede ser que la Sra X hable con las plantas y estas le crezcan perfectamente aunque las riegue mucho y se recomiende que a esas especies se les debe regar poco, pero el hecho que usted se ponga ahora a hablar con las plantas no garantiza ningún éxito. La diferencia está en que la Sra X está en una sexta dimensión en este caso (no tiene por qué ser así en todos los ámbitos de su vida) y usted en una quinta, si cree que ahora copiando la causa puede repetirse el efecto.

La sexta dimensión es cierta pero particular, mientras que en la 5ª dimensión igual causa produce siempre igual efecto. Eso a la ciencia le molesta mucho y por ello pretende siempre negar realidades como que hablar con las plantas puede ser (no siempre) beneficioso para el crecimiento, o que medicinas alternativas como la homeopatía, el Reiki o la meditación ayudan. Aquí no hay universalidad y eso es lo que molesta tanto el patrón científico. Pero lo que pasa es que la ciencia está en una 5ª dimensión y eso de las plantas en la sexta de manera que una no podrá nunca explicar a la otra. Es como si usted tiene que definir por palabras, es decir dando una descripción racional propia de la 5 dimensión, a que sabe el chocolate a alguien que no lo ha probado nunca, (el sabor estaría en la tercera). Vaya que la razón no puede con todo y si tiene que explicar a qué sabe el chocolate a nuestro hombre inexperto en placeres de dulces, lo único posible es darle a probar una tableta y no darle un rollo técnico de descripciones que se capta por el gusto no por la explicación con palabras.
Quien está situado en la sexta dimensión por lo general es tratado de raro, pues claro, lo que hace no es lo común que es lo que manda la 5º, la estructura lógica, pero por otra parte a pesar que se sabe no comprendido poco lo importa. Está por encima del juicio, que está en una cuarta dimensión de la emotividad, del bien y del mal.

Mientras que la dimensión racional plantea los “como” de las cosas, ahora La sexta pone la fuerza en el deseo, en la fe. Volvamos al ejemplo de las plantas. La quinta dimensión busca los abonos a poner, la sexta quiere con toda su fuerza que la planta esté bien y así crezca, por eso, para que se sienta querida, le habla. Pero eso no es un recurso hipócrita, es que mana del interior de la persona, precisamente los reflejos de nuestro interior, nuestro ser puro (véase los artículos sobre la pureza) pertenecen a esa sexta dimensión.

Y claro si en la sexta dimensión se encuentra la felicidad es normal que uno se plantee ¿qué tengo que hacer para llegar a ella? ¿Cómo lo hago? Pero precisamente eso de plantearse los cómo es propio de la quinta dimensión y ahora estamos hablando de una dimensión superior. De manera que visto desde la perspectiva lógica (aquí se escribe usando la lógica racional) parece que por muy bonita que sea esta sexta, poco podemos hacer.

En realidad sí que hay llaves, solo que estas no le parecerán concretas, lógicas, coherentes. A la sexta dimensión se llega por la fe y la fe es algo inabarcable por la mente pero posible. Y el otro concepto para entrar en una sexta dimensión se deduce de su propio nombre con el que es conocida en términos esotéricos: “el reino de los espíritus puros”. Por cierto, los ángeles se mueven por esta dimensión.

Quien esperase un manual de instrucciones para llegar a una sexta lamento defraudarlo. Se puede llegar a esta dimensión pero desde tú interior, desde tú fe y tú pureza.

Que la Fuerza le acompañe.


Este artículo no es de mi propiedad, eh tratado de buscar la continuación de tal, pero no lo eh encontrado, mi propósito es continuar con publicaciones sobre las dimensiones para poder tener una idea más clara sobre estas.

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