El Aura
Un aura es un hálito, aliento o
soplo. También puede referirse al favor o aceptación de algo.
En lenguaje poético se refiere a un viento suave y sereno. En medicina,
el aura es una sensación subjetiva que anuncia una crisis de una
enfermedad. En parapsicología, alude a cierto halo luminoso
que rodea a las personas.
La palabra, como tal, proviene del latín aura, y
esta a su vez del griego αὔρα (aúra), derivado de ἄειν (áein), que
significa ‘soplar’.
En términos básicos, el aura es una energía luminosa o campo
electromagnético que rodea en forma de óvalo a todos los seres vivos y que es
imperceptible a plena vista.
El aura es la combinación del cuerpo etéreo, emocional y
físico, al igual que de la información de nuestras almas. El aura está ligada a
los chakras.
¿De qué está hecho el aura?
Se dice que el aura consiste en 7 capas o cuerpos
sutiles (algunos dicen que son 12 o muchos más) que se interconectan y
afectan mutualmente constantemente.
El cuerpo etéreo es el más cercano al cuerpo
físico y usualmente refleja nuestra salud física y nuestros instintos más
básicos. Se manifiesta usualmente con un color azul o plateado suave pero si
existe una enfermedad, se torna en colores oscuros, sobre todo alrededor del
área afectada.
El cuerpo emocional, como su nombre lo indica,
refleja el estado anímico de la persona, al igual que las reacciones
emocionales frente a otros individuos y a situaciones. Por esta razón, es la
capa del aura más instable, y cambia continuamente de acuerdo con el estado de
ánimo de la persona.
Sin embargo, los residuos de las emociones más fuertes como
la rabia y miedo, permanecen almacenados en esta capa por algún tiempo y pueden
con el tiempo afectar la salud emocional y física de la persona.
Cada emoción genera colores diferentes en la capa emocional
del aura y por lo tanto ésta puede manifestarse en cualquier tono o combinación
de colores. Los colores más brillantes y puros usualmente indican emociones
elevadas y paz. Los colores turbios son más característicos de emociones
violentas o instintos bajos.
La capa o cuerpo mental se relaciona con lo que
llamamos consciencia. Los pensamientos e intenciones conscientes del individuo
se reflejan en esta capa. El amarillo y naranja son los tonos característicos
del cuerpo mental. Se dice que las personas altamente intelectuales tienen un
cuerpo mental de color amarillo brillante.
El cuerpo astral está atado al cuerpo físico por
un cordón plateado, y refleja nuestros deseos superiores y nuestro avance
espiritual en términos de amor incondicional.
Es de alguna manera un portal con otras dimensiones, y se
dice que puede desprenderse del cuerpo físico y transportarse libremente en las
llamadas proyecciones astrales. También está ligado en parte a nuestra
fuerza de voluntad. Puede manifestarse en varios colores que van desde el
rosado puro hasta una mezcla de todos los colores del arco iris.
El cuerpo espiritual tiene que ver realmente con
conexión y comunicación – con otros, con nosotros mismos y con nuestro
propósito superior.
El cuerpo mayor o celestial es la conexión entre
nuestra consciencia humana y el plano espiritual en donde frecuentemente se
encuentran sueños y memorias de otras vidas o de experiencias extracorporales.
El cuerpo divino es la conexión con el plano
superior y la sabiduría divina, y se puede manifestar en un rayo y luz dorada
brillante.
Entre más separado esté el individuo de su propósito supremo
y su camino espiritual, más oscura o bloqueada estará esta capa del aura.
¿Qué refleja y dice el aura?
Todos nuestros pensamientos, sentimientos, y experiencias
están reflejadas en el aura, al igual que energía que atraemos de nuestro
entorno. En este sentido, el alma refleja nuestra energía y atrae
energía de otros cuerpos y ambientes.
Al igual que todo lo demás en el universo, el aura es
vibración y como tal, responde a otras vibraciones. De esta manera, vibraciones
en forma de pensamiento, sentimiento o interacción con otras energías (en el
espacio o de otras personas), afectan y moldean la vibración del aura.
Los objetos inanimados tienen también una energía que las
rodea. Típicamente, estas auras son la combinación del entorno y de las
energías de las personas que han estado en contacto con dicho objeto.
El aura no es estático. Cambia con el tiempo, con nuestra
evolución personal y espiritual, y con el entorno. También podemos cambiarle
con nuestra intención y con ejercicios de visualización y rituales
de purificación.
Parte de lo que refleja nuestra aura es el reflejo de nuestro
cuerpo físico que emite energía también. Por eso, algunos expertos en auras
dicen que pueden decir si la persona sufre de alguna dolencia física al ver
su aura.
El color o colores del aura de una persona dicen mucho de
ella. Hablan de sus intenciones y su esencia.
Cada color del aura refleja una cualidad y los tonos del ese
color hablan de la cantidad o deficiencia de dicha cualidad en la persona en
cuestión.
Muchas veces la primera reacción que tenemos hacia alguien o
que alguien tiene hacia nosotros, tiene que ver con nuestras auras.
De alguna manera, el aura es como un magneto que atrae
ciertas energías hacia sí mismo, y repele otras igualmente.
Dependiendo de qué tan “sana” y fuerte esté nuestra aura,
vamos a atraer esto o aquello del entorno y de otras personas. Energías más
puras atraerán similares y rechazarán las oscuras o más densas—y viceversa.
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